Una visita a la casa de La Abuelita

La Belarmina, el hogar del calor y las risas, una finca grande bañada de verde y abrazada por los vientos del Valle, el lugar favorito de los hijos y los nietos, la casa de los abuelos Ramiro y Adiela. La Belarmina ha sido siempre el sitio perfecto para compartir en familia.

Antes, en las fiestas, las vacaciones, los fines de semana, La Belarmina significaba el encuentro de los Jaramillo Aguirre; grandes y niños llegaban de visita para disfrutar los prados, los cultivos y el lago, las palabras del abuelo, la comida de la abuela. Hoy, esta casa ha crecido al punto de convertirse para otras familias en un tintico en la tarde, en un espacio en la mesa, en un pedacito de hogar.

Primero fueron los amigos cercanos, a ratos unos y otros pasaban de visita, pescaban, compartían la alegría. Cada vez con más frecuencia se iba llenando la finca. “¿Cuándo nos deja ir al lago?’’, “¿Y usted me vende el pescado, doña Adiela?’’, “¿Por qué no me lo prepara?’’. Sin querer, otros habían hecho también un poquito suya la cálida casa de la abuela.

La Abuelita abrió como un sitio de pesca, hace ya unos 20 años. Luego vino el restaurante, y así el negocio fue creciendo. Hoy, en La Belarmina se produce y descama pescado, se realizan torneos, se preparan platos en fogón de leña; la finca familiar es ahora una pequeña empresa. El tiempo ha hecho florecer esta casa, construyendo para sus clientes un espacio a la altura del más amoroso hogar. Las adversidades no han faltado en su proceso, y se han llevado las lluvias muchas veces la dicha; pero el calor de estar juntos ha secado los prados y sus manos han llenado de nuevo los lagos. El Restaurante y Pesca Deportiva La Abuelita será siempre el sitio perfecto para compartir en familia.

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